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S.O.S. | ¿Será la Mojana el nuevo Armero de Colombia?

Written by Carmelo Castilla

El 22 de agosto recibí la llamada angustiante de un familiar quien entre lágrimas me narra como el municipio de Guaranda en la Mojana sucreña está desapareciendo bajos las aguas del rio Cauca y sus pobladores corren atónitos ante la amenaza de una avalancha que puede sepultar el pueblo. El ingreso del rio por esta zona prende las alarmas y hace retumbar las campanas de la iglesia como señal de emergencia para que se busquen zonas de resguardo y tratar de proteger vidas humanas.

“Corran y sálvense que el Cauca rompió por el chorro de Arelis” grita Don José, quien en una canoa lleva un par de gallinas, un perro y algunos enseres tratando de encontrar un barranco en medio de los humedales mientras anuncia a los vecinos que salgan de sus casas y no corran el riesgo de seguir la corriente rio abajo.

En varias de mis columnas he hecho referencia a una necesidad inminente de la construcción de un dique en la rivera para contener la embestida que cada año sufren los mojaneros como consecuencia de las precipitaciones e inundaciones en esta extensa zona de la costa norte colombiana.

Cada vez que una inundación pasa por nuestra tierra los techos de las casas y los cultivos quedan extendidos en la sabana y simplemente toca comenzar de cero ante la mirada esquiva de un país que por años ha dado la espalda a la zona considerada la mayor reserva humedal de Colombia.

El chorro de “Arelis”, “la tea”, “la mexicana” y “el mono Beltrán”, son populares en la región que ha esperado por años las promesas de alcaldes, gobernadores y presidentes para construir una solución de fondo ante el grave problema pero a cambio reciben bolsas para rellenar de tierra y tapar los “boquetes” que se forman a lo largo del trayecto.

Esta región rica en biodiversidad y recursos naturales pero acabada por la corrupción y los malos manejos es uno de los territorios más complejos del país por su vulnerabilidad a los cambios climáticos e hídricos debido a que es el reservorio de las aguas del rio Magdalena, Cauca y San Jorge y sus pequeños caños, quebradas y zonas inundables no permiten el debido drenaje al estar colapsados por la sedimentación y la contaminación de los suelos.

Las suplicas de sus 500 mil pobladores y los sacos llenos de arena bordeando la rivera son hasta ahora la única línea de defensa conteniendo la fuerza del rio. Tocará seguir de rodillas rogando que no llueve o que no truene el “Corcobado” y las manos de los campesinos resistan el cansancio de hacer barricadas.

La mala noticia es que según el IDEAM las lluvias apenas comienzan y se espera que la segunda temporada fuerte inicie a mediados de septiembre acompañada del fenómeno de “La Niña” que empeorara el estado llevando a crecientes súbitas y deslizamientos de tierra ¡amparamos señor!

El S.O.S. está activado y es hora de hacer frente a la amenaza; es momento de que los líderes que alardean de promesas electorales se pongan los pantalones y ayuden a sus comunidades si no queremos presenciar una tragedia de magnitudes peores que las ocurridas en la zona de Armero.

Vía 724 noticiaa.com

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