Por Carlos Villota Santacruz*
Este 2 de abril se inicia el segundo trimestre del año 2018. Un período definitivo para Colombia inmerso en una campaña presidencial con cinco aspirantes con posibilidades de obtener el triunfo en primera vuelta o pasar a la segunda. Iván Duque, Gustavo Petro, Sergio Fajardo, Germán Vargas Lleras y Humberto de la Calle. Cada uno en su momento ha liderado las encuestas o por menos, ha tenido el favoritismo de la opinión pública, lo que demuestra la dinámica política en todo su esplendor. Una tendencia que se mantendrá hasta el final de la campaña.
Independiente del resultado en las urnas el 27 de mayo, considero en calidad de consultor de marketing político, que la verdadera democracia en Colombia debe ir más allá de la primera vuelta presidencial. Lo primero es salvaguardar los derechos de los ciudadanos y en particular de la mujer, los niños y las personas de la tercera edad, objeto de actos violentos que en vez de disminuirse aumentan de manera preocupante. Lo segundo crear una cultura política que permita la participación de los ciudadanos en la conducción del Estado, incluidos más de 7 millones de connacionales radicados en el exterior. Tercero, garantizar los derechos de quien resulte perdedor. Cuarto fortalecer y promover la libertad de información.
Es el momento de pasar de la teoría a la realidad. A una realidad donde los jóvenes reclaman oportunidades de empleo, educación. Donde se respete los derechos ganados a sus padres y abuelos en materia pensional. De no ser así, el proceso eleccionario sería otro intento más de 48 millones de colombianos de recobrar la fe en las instituciones, dejando como resultado elevarse como “desplazados en su propio país”, lo que a mediano y largo plazo derivará en inseguridad, caos social y económico.
De entrada el canal estatal de televisión está llamado a ampliar y mejorar su parrilla, contenidos, abriendo un dialogo permanente con los 32 departamentos del país, que son en esencia, depositarios de lo que se ha llamado el posconflicto, tras la firma del Acuerdo Final de La Habana entre el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Farc, que a partir del 20 de julio tendrá asiento con varios de sus integrantes en el senado y la cámara. Un hecho no menor, que debe invitar a los partidos políticos a repensarse y ampliar la discusión de los temas nacionales, bajo el tono de la argumentación.
En ese contexto, el reto y la oportunidad que tiene el próximo Jefe de Estado, es subsanar los vacíos del sector de la educación. Que los niños y las niñas puedan acceder a una pedagogía de calidad y gratuita en la educación básica, secundaria y superior debe ser una bandera, que debe estar acompañada de la riqueza cultural que nos acompaña por historia. De esa manera rescataremos nuestros valores fundamentales, que hoy parece “colocarse en duda” por la presencia de la violencia en todas sus formas en ciudades como Tumaco, en el departamento de Nariño.
No podemos olvidar al sector agrícola. Este sector debe implementarse un modelo de modernización y ajuste al siglo XXI con capacidad de asegurar su rentabilidad, generación de empleo y la modernización del sistema de comercialización, con una capacitación que no sea coyuntural sino proyectada al 2040. Importante es votar. Pero más importante es saber solucionar los problemas que tenemos hoy. Y en esa tarea, los candidatos presidenciales deben dar ejemplo, en su carrera a suceder al presidente Santos. El ataque verbal no es sano. Lo más saludable son las propuestas. Recuerden que estamos en una sociedad del conocimiento y la revolución de las TICs. A propósito de este comentarios usted que piensa. E mail villotasantacruzcarlos@yahoo.
*Internacionalista, Comunicador Social y periodista, experto en marketing político y marketing de ciudad. Coautor del libro Gobierne bien y hágalo saber
Twitter@villocol
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